jueves, 24 de febrero de 2011

Mañana fotorrealista

Hoy la ciudad parecía un cuadro de Richard Estes. Aunque hacía frío el sol pegaba fuerte a primera hora de la mañana y la luz reflectaba en la nueva cúpula acristalada que hay frente a la Puerta del Sol. Todo el edificio del que pendía el luminoso de Tio Pepe parecía de hojalata.
No era el Manhattan de Estes, sino mi Madrid particular sin óleo, lienzo, ni pincel.

La ciega lotera de la esquina difundía entusiasmo con su voz. También ella había notado el poder del sol esa mañana.

El gentío apresurado descendía al subterráneo con periódicos en mano. Pocos leerían más tarde las noticias de verdad importantes ya que al pasar el torno comenzaría la lucha contra el tiempo en los andenes de la estación.

Abrir una cuartilla de papel en un vagón de metro a las ocho y media de la mañana  es, sino imposible,  un laborioso arte de lectura en movimiento con traspiés y codazos de aliño. Leer la prensa un suicidio, y los valientes que lo consiguen lo hacen gracias a un largo periodo de tiempo aplicado al uso y la práctica de tal maestría. Veteranos de vagón que digo yo. Cómplices del tiempo...

Como decía, hoy la ciudad me recordó a las pinturas de Richar Estes...

Hacía frío pero ya olía a primavera en Madrid. Y Sol, bajo su astro, me recordó aquel poema de Benedetti que dice:

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las palmeras se doblen
a acariciar la crin de los caballos
y los ojos de las putas sean tiernos
como los de una Venus de Lucas Cranach
no puede ser que el viento levante las polleras
y que todas las piernas sean lindas
y que los consejales vayan en bicicleta
del otoño al verano y viceversa.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que nadie sienta rubor de mi pereza
y los suspiros me entusiasmen tanto como los hurras
y pueda escupir con inocencia y alegría
no ya en el retrato sino en un señor
no puede ser que cada azotea con antenas
encuentre al fin su rayo justiciero y puntual
y los suicidas miren el abismo y se arrojen
como desde un recuerdo a una piscina.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las brujas sonrían a quemarropa
y que mi insomnio cruja como un hueso
y el subjefe y el jefe de policía lloren
como un sauce y un cocodrilo respectivamente
no puede ser que yo esté corrigiendo las pruebas
de mi propio elogiosísimo obituario
y la ambulancia avance sin hacerse notar
y las campanas suenen sólo como campanas.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
O es de verdad
y entonces
está bien
que me encierren




















3 comentarios:

  1. Mira que romanticona te nos pones esta mañana de invierno ;)

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  2. el Museo del Prado todavía conserva algunas de sus obras, si no me equivoco las cabinas telefónicas por lo menos..

    tienes facilidad para acercar dibujar imágenes con tus letras Mariña,supongo que eres una chica sensible

    sigue asi
    saludos

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  3. Gracias por compartir este post tan interesante. Saludos ;) @buhosad

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