De lo incondicional del fútbol y otras redes sociales.

No sabría decir cuántos de mis contactos en Facebook siguen al Real Madrid y cuántos al Barça. Quizá tampoco sepa decir con exactitud cuántos siguen realmente el fútbol. Sin embargo en días como los de ayer, de la mayoría de ellos emerge una especie de fiera interior que poco me gusta y que pocas veces he visto manifiesta por intereses que considero más relevantes.

Lo sorprendente fue ver esa especie de minuto resultado facebookiano en la pantalla del ordenador mientras yo, tranquila, escuchaba música y leía fragmentos perdidos en las entrañas del aparato. 

Inmediatamente después de escuchar los bramidos de gol procedentes del salón el estado del 80%  mis contactos en esta red social rompía las barreras de la celeridad y el fanatismo. Me impactó la agresividad de muchos...aquellos que curiosamente se mofaban en las anteriores derrotas de su equipo rival. Al parecer, y según ellos, no sabían perder. El escudo no era otro que una sarta de insultos y puñales poco amigos del desastre desatado en fracaso.

Yo, que poco sé de fútbol (y no obstante admito que mi color es el blau grana), indiferente ante tanta polémica, me pregunté si tan necesario era teclear lo injusto del partido con tanta rabia desatada... gritar al mundo cuan injustos son los árbitros, o lo hijo de su madre que es alguno...Con esto quiero decir, ¿acaso no hubo ningún joven que simplemente veía el partido y compartía su emoción con los que le rodeaban?. Igual es que no soy tan moderna, pero resulta que tanto reajuste tecnológico me parece enfermizo...

Discutía con una compañera de trabajo la semana pasada después de la victoria del Real Madrid. Sofía se llama.  Ella se quejaba de que la gente festejaba demasiado en facebook la victoria, que sino había cosas más importantes qué contar decía, que si la gente se olvida de lo de verdad importante... Consideré que exageraba ya que era momento de celebración para algunos, algo reciente...y que  a fin de cuentas no podemos quejarnos de la manifestación de las alegrías ajenas. No debemos..."que la gente banalice en el facebook no es símbolo de falta de compromiso con otros temas, Sofi", le dije... 

Hoy, después de ayer, con la resaca de las bocinas bajo mi ventana, el veneno inyectado de la prensa culé al público merengue y el facebook de vuelta a la normalidad sigo con la duda de si nos hemos dejado llevar demasiado por eso que llaman modernidad... no puedo evitar creer, incluyéndome en el saco, que por gracia o culpa del mundo virtual muchos sólo han conseguido prolongar lo peor de su persona mostrando así al resto lo miserables que somos cuando alguien nos gana.