Cuando decidí que iba estudiar Periodismo el padre de una buena amiga, en su vocación de lector empedernido amante de las historias, reales y bien contadas, me regaló Los cínicos no sirven para este oficio, un libro conversado sobre la profesión; sus reglas, dificultades y responsabilidades. Lo firmaba un tal Ryszard Kapuscinski (Pinsk, Bielorrusia, entonces parte de Polonia 1932-2007).
Más tarde, ya en la facultad, me encontré con la lectura obligatoria de Ébano, su obra más conocida. El texto comprende su experiencia como corresponsal en África para múltiples medios internacionales (corresponsal durante más de veinte largos años) El libro es en sí mismo una crónica histórica, política y social del continente, plausiblemente humano y realista. El autor prescinde de las comodidades hosteleras y los tópicos de denuncia más que leídos en plumas ajenas para adentrarse, con escasos medios, en los barrios más pobres del continente negro. Allí se instala y viaja a lugares que no son noticia para Europa descubriendo rutas que sólo transitan los indígenas. Ébano se acerca a la realidad de la raza africana sin perder de vista quién es quién entre las autoridades de turno, y Kapuscinski describe con gran realismo cómo viven, cómo piensan, y, en su faceta de historiador, qué huellas del pasado pueden estar detrás de acontecimientos como el genocidio de Ruanda o el por qué en África se suceden las guerras. En cada una de sus páginas encontramos la respuesta a miles de preguntas sobre el contiente de ébano poniendo de manifiesto qué hay de verídico en las versiones oficiales o seudo-oficiales que llegan hasta nosotros, el público civil.
Bien, más tarde tuve la oportunidad de leer Viajes con Heródoto (gracias Riki), un texto de dificil clasificación ya que combina el reportaje periodístico con el libro de viajes y los tratados de antropología. Con Heródoto, el primer historiador griego, Kapuscinski viaja a la India y de nuevo acerca al lector a un mundo desconocido con preguntas y respuestas, causas y consecuencias. La Guerra del fútbol (narra la guerra que llevaron a cabo Honduras y El Salvador, cuyo detonante fue un partido de fútbol entre las selecciones de ambos países para el mundial de México en 1970.), El Imperio (sobre el derrumbaniento de la Unión Soviética) y El mundo de hoy,(refelxión sobre los últimos acontecimientos ocurridos tales como el 11-S o el 11-M) son lecturas pendientes. Y es que Kapuscinski estrecha el camino entre la historia y el mundo actual, haciéndolo accesible a cualquier tipo de lector con un lenguaje fácil y sencillo. "¿Para qué el uso de palabras rimbombantes, para qué dar rodeos edulcorando contextos cuando la realidad es esta y no hay otra? El periodista tiene como deber facilitar el camino al receptor en la comprensión del mundo actual", dice en Los cínicos no sirven para este oficio.
En los años 60 Kapuscinski cumplió su sueño: salir de Polonia y viajar a los países en vías de desarrollo, reportar guerras, golpes de Estado y revoluciones. Y aunque en la sociedad anglosajona es más conocido por sus reportajes en África, Kapuscinski puso pie en Asia, Europa y América Latina. En 1964 fue destinado como el único corresponsal en el extarnejro de la Agencia Polaca de Prensa (PAP) que hace unos días anunció que a partir de marzo de 2011 otorgará el Premio de Periodismo Ryszard Kapuscinski, a trabajos periodísticos, escritos o audiovisuales que destaquen por su honestidad, "objetividad" y elaboración.
Ya era hora que un premio periodístico llevara el nombre del polifácético autor, cuyos libros se estudian en las carreras de periodismo y se recomiendan entre colegas en medios de todo el mundo. Polémicas post morte aparte (Kapuscinski Non-fiction, de Artur Domoslawski, es la biografía que pone en duda la veracidad de los datos que nutren sus crónicas, planteando también la posibilidad de que haya tenido una doble vida como espía).
Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación en 2003, Kapuscinski escribió casi veinte libros en los cuales disecciona con un fino sentido de la ironía y una excepcional capacidad para el detalle los últimos treinta años de la historia mundial y europea. Sus libros son más que periodismo e historia, no se trata de periodismo literario (amén del maestro Truman Capote) sino de realidades bien contadas. Joyas que indican la calidad de una buena librería. De esas que cuestan poco pero que valen mucho...
Más tarde, ya en la facultad, me encontré con la lectura obligatoria de Ébano, su obra más conocida. El texto comprende su experiencia como corresponsal en África para múltiples medios internacionales (corresponsal durante más de veinte largos años) El libro es en sí mismo una crónica histórica, política y social del continente, plausiblemente humano y realista. El autor prescinde de las comodidades hosteleras y los tópicos de denuncia más que leídos en plumas ajenas para adentrarse, con escasos medios, en los barrios más pobres del continente negro. Allí se instala y viaja a lugares que no son noticia para Europa descubriendo rutas que sólo transitan los indígenas. Ébano se acerca a la realidad de la raza africana sin perder de vista quién es quién entre las autoridades de turno, y Kapuscinski describe con gran realismo cómo viven, cómo piensan, y, en su faceta de historiador, qué huellas del pasado pueden estar detrás de acontecimientos como el genocidio de Ruanda o el por qué en África se suceden las guerras. En cada una de sus páginas encontramos la respuesta a miles de preguntas sobre el contiente de ébano poniendo de manifiesto qué hay de verídico en las versiones oficiales o seudo-oficiales que llegan hasta nosotros, el público civil.
Bien, más tarde tuve la oportunidad de leer Viajes con Heródoto (gracias Riki), un texto de dificil clasificación ya que combina el reportaje periodístico con el libro de viajes y los tratados de antropología. Con Heródoto, el primer historiador griego, Kapuscinski viaja a la India y de nuevo acerca al lector a un mundo desconocido con preguntas y respuestas, causas y consecuencias. La Guerra del fútbol (narra la guerra que llevaron a cabo Honduras y El Salvador, cuyo detonante fue un partido de fútbol entre las selecciones de ambos países para el mundial de México en 1970.), El Imperio (sobre el derrumbaniento de la Unión Soviética) y El mundo de hoy,(refelxión sobre los últimos acontecimientos ocurridos tales como el 11-S o el 11-M) son lecturas pendientes. Y es que Kapuscinski estrecha el camino entre la historia y el mundo actual, haciéndolo accesible a cualquier tipo de lector con un lenguaje fácil y sencillo. "¿Para qué el uso de palabras rimbombantes, para qué dar rodeos edulcorando contextos cuando la realidad es esta y no hay otra? El periodista tiene como deber facilitar el camino al receptor en la comprensión del mundo actual", dice en Los cínicos no sirven para este oficio.
En los años 60 Kapuscinski cumplió su sueño: salir de Polonia y viajar a los países en vías de desarrollo, reportar guerras, golpes de Estado y revoluciones. Y aunque en la sociedad anglosajona es más conocido por sus reportajes en África, Kapuscinski puso pie en Asia, Europa y América Latina. En 1964 fue destinado como el único corresponsal en el extarnejro de la Agencia Polaca de Prensa (PAP) que hace unos días anunció que a partir de marzo de 2011 otorgará el Premio de Periodismo Ryszard Kapuscinski, a trabajos periodísticos, escritos o audiovisuales que destaquen por su honestidad, "objetividad" y elaboración.
Ya era hora que un premio periodístico llevara el nombre del polifácético autor, cuyos libros se estudian en las carreras de periodismo y se recomiendan entre colegas en medios de todo el mundo. Polémicas post morte aparte (Kapuscinski Non-fiction, de Artur Domoslawski, es la biografía que pone en duda la veracidad de los datos que nutren sus crónicas, planteando también la posibilidad de que haya tenido una doble vida como espía).
Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación en 2003, Kapuscinski escribió casi veinte libros en los cuales disecciona con un fino sentido de la ironía y una excepcional capacidad para el detalle los últimos treinta años de la historia mundial y europea. Sus libros son más que periodismo e historia, no se trata de periodismo literario (amén del maestro Truman Capote) sino de realidades bien contadas. Joyas que indican la calidad de una buena librería. De esas que cuestan poco pero que valen mucho...
me lo he leído todo, todo y todo. :). Well done Marit! Kapu era un crack. ¿sabes que en un examen tuve como pregunta escribir su nombre?
ResponderEliminarJjajaja no fastidies!! que bueno! yo me he comido el acento en la "a" de su apellido todo el rato..jej
ResponderEliminarno soncomparables! me qeudo con los dos!! capote es genial y mucho mas divertido que kapus sin suda..jejeje
ResponderEliminardale caña al fashion world!
Era lo más, aunque ahora se está poniendo en duda su "verdad", porque uno de sus discípulos y amigos, ha publicado un libro donde insinúa que mentía en muchos de sus escritos.
ResponderEliminar¿no os habéis enterado?
leti veo q te has leido todo el texto! jajaja
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