Nada puede ser más pesaroso que ver llover en domingo. Gracias muchas que Carlos ha venido a casa. Tomamos té en metacrilato de metilo. Violáceo para ser exactos. El humo de los cigarros se ahoga con la melancolía de fondo. La nube llega a mi cuarto donde sólo encuentro recuerdos de una tarde intentando ser noche. Abro la ventana y cierro la puerta. Dejo que se vaya...
-No vuelvas más...
Vuelvo al salón y me reincorporo al sofá. Suenan los Jayhawks. Es mi canción la que suena. Aquella que un día, en terapia grupal, espantó a los fantasmas que oprimían mis noches de vigilia.
Como decía, hoy es un domingo triste.
Carlos y yo reímos bien que las palabras lloren. Siempre nos pasa. Gallegos de especie.
Hoy nieva. Y la foto de un pequeño revoltoso sonriendo en mi pantalla me lleva lejos. Si cierro los ojos le escucho reír.
-Such a lovely naughty kid...
Otras estampas recomponen historias ya destruidas.
¿A dónde han ido los días de sol?
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