domingo, 13 de enero de 2013

Epístola urbana I

Querida Pizarro,

Por fin la comprendo. Mi jornada laboral ya no se cuenta con los dedos ni de las manos, ni de los pies, ni de todos a la vez...Muy probable que Sábado se llame Lunes de nuevo, y Lunes Miércoles y vuelta a empezar...así hasta Mayo dicen. Una ya está pensando en quitarse el sayo para entonces. Volver a los Países Bajos de su mano, oler el queso y saborear pétalos de flor.


Cuentan además que hemos perdido esencia los de nuestra raza, que ya no brindamos en los días tristes ni salimos a bailar en la lluvia como en los tiempos del Huracán. Me pregunto qué sabrán ellos de la vida nuestra... ¡Ai, cuánto desconocen, ignorantes! 

Aunque el aire que respire en esta ciudad ya no tenga hueco en mi pecho más que para dar aliento a las funciones que se me han otorgado sepa que deseo besarla pronto. A usted y a la señorita López , que tampoco la olvido. Le bese a quien le bese...

Siempre suya, 
Marit

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