martes, 30 de abril de 2013

Epístola Urbana II. Cartas a Pizarro

Querida Pizarro,

Intuyo que este es el comienzo de una gran tempestad. Los sábados vuelven a llamarse lunes y los lunes... lunes también. Y así hasta mayo que decían...Pero ya para mayo, que comienza mañana, ya para entonces habré decidido irme. Probar suerte en otra tierra, sin límite de frontera...esa que tanto tiempo ha cobijado el borroso recuerdo de aquel amor de verano. Maldita!

Sepa que he vuelto a escuchar las mismas canciones que solía escuchar por aquel entonces. Sí, cuando nos tumbábamos juntos, desnudos y libres, mirando al techo desde el suelo o la cama. A veces pienso en aquel anhelo por traspasar el cemento planta sí y planta también  y simplemente volar. Volar hacia el infinito y atravesar las nubes. Reunirme de nuevo con todos los que allí se mudaron, y reír. Y también llorar.

Como decía, intuyo que este es el comienzo de una gran tempestad. La pienso constantemente querida Pizarro. La pienso tanto que sueño con aquellos duetos en Véjer de la Frontera. ¡Cómo olvidarlo pequeña Iggy! Mi ratoncilla de campo, de cabello dorado y sonrisa amiga...

...Malditos esos lunes que van en bucle, ¡qué le voy a contar a usted que sus semanas están llenas de ellos! No deje que la lastimen demasiado pues pronto les daremos sepelio.Sea fuerte mientras tanto  y aférrese a quien la quiera. Decirle también que, advierta usted en mis ojos amor o desidia sin motivo, sepa usted que puede contar conmigo.

Siempre suya,

Joe

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