viernes, 19 de febrero de 2010

Last Goodbye, Buckley

Sólo grabó un disco y pronto le sorprendió la muerte. Nadie sabe si fue un suicidio causado por un posible trastorno bipolar o el destino se lo llevó mientras sonaba, en el río Wolf de Memphis, Whola Lotta Love de Led Zeppelin. Ese mismo día empezaría a grabar el que sería su segundo disco, My Sweetheart the Drunk, que finalmente se convirtió en una publicación de las demos grabadas.

Hablo de Jeff Buckey (1966-1997), guitarrista y cantautor estadounidense con una voz de aúpa. Honestamente no tengo conocimientos especiales sobre música pero que me caiga el techo ahora mismo si existe persona humana que permanezca indiferente al canto de Buckley. Su rango vocal supera las cuatro octavas y media y, con tan sólo un disco grabado, vocalistas como Thom Yorke de Radiohead y Matt Bellamy de Muse se reconocen a sí mismos como influídos por su voz.

Hijo de Tim Bucley, malogrado compositor de folk y jazz reconocido en la década de los 60-70, Jeff publicó Grace, su disco debut, en 1994 compuesto por diez canciones. Las ventas fueron en ascenso poco a poco y en seguida el álbum recibió las alabanzas de la crítica y el aprecio de otros músicos como Jimmy Page y Robert Plant (Led Zeppelin), Bob Dylan y Paul McCartney.

La versión que hace Buckley del Hallelujah de Leonard Cohen es considerada por muchos como la grabación definitiva de dicha canción y probablemente sea esa la más conocida. Y es que su voz nació para sonar en una iglesia, de esas que existen en los pequeños pueblos americanos, quizás aislados.

Entre sus canciones, Jeff Buckley me cautiva con Lover, you should come over, pero sin duda, la que me pone los pelos de punta y me hace peregrina de su letra, su música y su voz infinita es Last Goodbye, la perfecta canción de despedida donde la verdad se dice con gran profundidad emocional. Aquí os la dejo,

LAST GOODBYE

2 comentarios: