miércoles, 13 de julio de 2011

Veintisiete...

Bebe -dijo Colin. Bebieron los dos. El resplandor quedaba adherido a sus labios. Colin volvió a encender las luces. Parecía dudar si quedarse de pie.

-Una vez al año no hace daño -dijo-. Creo que podríamos terminarnos la botella.

-¿Y si cortáramos la tarta? -dijo Chick.

Colin cogió un cuchillo de plata y se puso a trazar una espiral sobre la blancura pulida de la tarta. De repente, se detuvo y miró su obra con sorpresa.

Voy a probar una cosa -dijo.

Tomó una hoja de acebo del ramo de la mesa y, con una mano, asió la tarta. Haciéndola girar rápidamente sobre la punta del dedo, colocó, con la otra mano, una de las puntas del acebo en la espiral.



-¡Escucha!... -dijo.

Chick escuchó. Era la canción Chloé en la versión arreglada por Duke Ellington.

Chick miró a Colin. Estaba tremendamente pálido. Chick le quitó el cuchillo de la mano y lo hincó con ademán firme en la tarta. La cortó en dos y, dentro de la tarta, vieron que había un nuevo artículo de Partre para Chick y una cita con Chloé para Colin. 

La espuma de los días. Boris Vian

2 comentarios: